El Monteverde

Su distribución natural está condicionada a la influencia de los vientos alisios en las vertientes norte de las islas, que da lugar a la formación del mar de nubes. La condensación de las nieblas, al incidir sobre las hojas de los árboles, produce una lluvia local a pie de cada árbol conocida como precipitación horizontal.

Los fósiles encontrados atestiguan que en el Terciario (hace 20 millones de años) estos bosques se extendían por la cuenca mediterránea, Norte de África y Sur de Europa. Los cambios climáticos ocurridos desde entonces, glaciaciones y periodos áridos, originaron la barrera de desiertos del norte de África y mermaron esta formación boscosa, que encontró refugio en los archipiélagos de Azores, Madeira y Canarias.

En las Islas Canarias pueden encontrarse hasta una veintena de especies diferentes de árboles bajo los que se desarrollan gran cantidad de helechos, musgos y otras plantas propias de ambientes húmedos y sombríos.

En el monteverde, las hayas (Myrica faya) y los brezos (Erica arborea) son los componentes principales del fayal-brezal, un ecosistema forestal más seco y pobre en especies. Una representación de esta formación boscosa en el Jardín es la situada al pie de la ladera, en ambos lados del barranco.

Entre el Centro de Exposiciones y la Fuente de los Sabios podemos observar una amplia muestra de la comunidad natural denominada laurisilva, un bosque exuberante y de aspecto selvático.

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