Pinar
El pino canario (Pinus canariensis) sólo está representado de forma natural en las Islas Canarias. Fósiles encontrados en yacimientos del Plioceno atestiguan su presencia en el sur de Europa.
En esta formación, el pino canario suele ser el elemento arbóreo único, aunque en las cotas más altas de Tenerife, La Palma, La Gomera y Gran Canaria puede presentarse acompañado del cedro canario Juniperus cedrus. Son formaciones abiertas con sotobosque escaso: jarones (Cistus spp.), cresta de gallo (Isoplexis isabelliana), tomillos (Micromeria spp.).
Una importante propiedad del pino canario es la de brotar de cepa, fenómeno raro en Coníferas. Esta característica, junto a la disposición de las resinas en la parte central (que mantiene la parte más combustible alejada del fuego), hace que los pinos canarios puedan sobrevivir a los incendios.
En el Jardín existen básicamente dos áreas destinadas al pinar canario, localizadas en el margen derecho del barranco que lo cruza. Una de ellas, situada a la altura del puente de madera, recrea la formación de pinar que se encuentra en la zona norte de las islas. La otra, que se encuentra en la parte alta de la ladera, y abarca desde el edificio de investigación hasta el límite norte del Jardín, está destinada a pinar de sur. Además, existe un grupo de pinos situado en los alrededores del Tagoror que incluye una representación traída de las distintas islas del archipiélago. Un segundo grupo se ubica entre la zona del tabaibal-cardonal y el centro de interpretación; entre éstos últimos se encuentran los primeros pinos que se plantaron en el Jardín.
En esta zona podemos observar un tronco de pino, encontrado en el año 1969 en la Cañada de las Arenas, que había permanecido enterrado en las arenas volcánicas desde la época de su emisión. Los análisis mediante el método del 14C le estimaron una edad aproximada de 3.075 años.