Vegetación Rupícola

Las Islas Canarias presentan un relieve con una acusada componente vertical, donde destacan los imponentes cantiles, paredones y escarpes de pronunciada pendiente. El origen geológico de las islas y el carácter pionero que tuvo que jugar la vegetación para la colonización de estos territorios nos introducen en la importancia de la vegetación rupícola.

La abundancia de cuencas erosivas en todas las vertientes y a diferentes altitudes, así como la diversidad microclimática, permiten una riqueza florística alta a pesar de la dificultad de colonización que tienen los escarpes verticales.

Las comunidades enclavadas en paredones rocosos, laderas de barrancos, riscos escarpados o montañas de pendiente brusca casi desprovista de suelo, con la superficie fracturada  y llena de fisuras, se hallan en las islas ampliamente distribuidas. Además, en este ambiente suelen desarrollarse plantas que, sin ser nativas del mismo, encuentran refugio frente a la presión ejercida por el ganado.

El escarpe que forma la pared del barranco Guiniguada a su paso por el Jardín se conoce como "la ladera". A lo largo de ella existen varios caminos que permiten ir descubriendo a cada paso diversos aspectos de la historia geológica de la zona, así como múltiples plantas de gran interés.

Es posible observar los diversos estratos, testigos de las antiguas erupciones traquíticas, fonolíticas y basálticas, que dieron lugar a la forma escalonada que ahora presenta, encontrándose capas diversas entre las que destacan las columnas basálticas, que aparecen sobre estrechas capas de almagre o de piroclastos. También hacia la base de la ladera aparece un estrato de toba fonolítica, conocida como "puzolana blanca".

Las columnas basálticas, en su mayoría aparecen cubiertas de líquenes, especialmente del género Roccella, un líquen tintóreo conocido como "orchilla", y que fue importante objeto de comercio desde los primeros viajes a Canarias en tiempos de los fenicios, hasta el descubrimiento de las anilinas sintéticas. También es abundante en dichas paredes el helecho Davallia canariensis, con rizomas superficiales que se fijan al sustrato.

Numerosos endemismos canarios propios de este tipo de ambiente crecen de forma más o menos natural en esta zona del Jardín, entre los que podemos destacar diversas especies de los géneros AeoniumSonchusSideritisCheirolophusLimoniumCrambePericallis, etc.

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