Vegetación Halófila Costera

Las comunidades halófilas en las Islas Canarias forman un estrecho cinturón sobre el nivel del mar y están condicionadas por la elevada concentración de sales en el suelo, procedentes de la pulverización del agua al romper la ola en la costa (aerosol marino).

Las plantas de costa representadas en el Jardín Botánico Canario se encuentran en la parte más baja del Jardín (extremo norte) y proceden principalmente de comunidades desarrolladas sobre suelo pedregoso-arenoso. De ellas podemos destacar el "chaparro" (Convolvulus caput-medusae), el "tomillo de mar" (Frankenia spp.), la "lechuga de mar" (Astydamia latifolia) y las diferentes especies de "salados" pertenecientes al género Schizogyne, endémico de Canarias.

Mención especial requiere la "siempreviva rosada" (Limonium tuberculatum). Esta especie se encuentra en las islas orientales y posee importantes poblaciones en la Isla de Lobos; en otros tiempos también estuvo presente en las depresiones salinas de las dunas de Maspalomas (Gran Canaria), donde se extinguió a raíz del desarrollo turístico de la zona. La pequeña población del Jardín, recogida por Sventenius, procede de Maspalomas y se ha reintroducido de nuevo en su hábitat partiendo de este material.

Debido a las especiales condiciones ambientales que se dan en las áreas costeras y a las específicas adaptaciones de los vegetales a las mismas, se hace muy difícil cultivar estas plantas en el Jardín.

Aquí también podremos ver la "tolda" (Euphorbia aphylla) que aunque no procede del cinturón costero se sitúa en áreas con cierta influencia de la brisa marina, y un bosquete de "tarajales" (Tamarix canariensis) propio de la vegetación de barrancos áridos y bordes costeros.

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